Tuesday, July 3, 2012

La familia que reza unida, permanece unida...

Juan Pablo II se preocupó por la transmisión de la devoción del Rosario en familia. Sobre este asunto, escribió a todos los católicos la carta apostólica Rosarium Virginis Mariae, en octubre de 2002. En ella nos recordaba:
Además de oración por la paz, el Rosario es también, desde siempre, una oración de la familia y por la familia. Conviene no descuidar esta preciosa herencia. Hemos de volver a rezar en familia y a rogar por las familias, utilizando todavía esta forma de plegaria.

La familia que reza unida, permanece unida. El Santo Rosario, por antigua tradición, es una oración que se presta particularmente para reunir a la familia. Contemplando a Jesús, cada uno de sus miembros recupera también la capacidad de volverse a mirar a los ojos, para comunicar, perdonarse mutuamente y comenzar de nuevo con un pacto de amor renovado por el Espíritu de Dios.

Muchos problemas de las familias en nuestros días, especialmente en las sociedades económicamente mas desarrolladas, resultan de una creciente dificultad de comunicarse. No se tiene tiempo de estar juntos, y cuando se consigue estar juntos, los momentos son absorbidos por las imágenes del televisor.

Volver a rezar el Rosario en familia significa introducir en la vida cotidiana otras imágenes muy distintas, las del misterio que salva: la imagen del Redentor, la imagen de su Madre. La familia que reza unida el Rosario reproduce un poco el clima de la casa de Nazaret: Jesús está en el centro, se comparten con él las alegrías y dolores…se ponen en sus manos las necesidades y proyectos, se obtienen de él la esperanza y la fuerza para el camino…

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