Oración de una madre

Señor, te pido estas cuatro cosas que tengo gran necesidad el día de hoy:
PACIENCIA para sufrir-
Algunas cosas van a suceder que causarán gran dolor y sufrimiento en mi vida. Recuérdame que es sólo mediante la entrega total de todas ellas a los pies de la Cruz, que tendrán significado - y ayudarán a que mis hijos, mi esposo y yo sigamos unidos como una sola familia en Cristo.

FUERZA para trabajar-
A veces me canso en mi diario caminar. Habrá momentos el día de hoy cuando prefiero contemplar tu belleza o contemplar tu bondad ... Sin embargo, mis responsabilidades como esposa y madre, requieren que trabaje incansablemente por el bien de mi familia: a perseverar en la oración, a pesar de mi debilidad . Recuérdame que contigo 'todo es posible'.

VALOR para resistir-
Puede haber muchas preocupaciones hoy que me tentarán a que me preocupe por ellas. Por lo tanto, por favor, dame el valor de resistir esta tentación a ponerme ansiosa por las cosas que solo tú puedes controlar.

SERENIDAD -
Concédeme un temperamento sereno. De esta manera, voy a ser capaz de resolver los problemas que se presenten, con santa calma, y así tener en el alma perfecta tranquilidad…para que reine paz en mi corazón (contigo y por ti y por tu presencia en mi vida).

Esto vengo a suplicarte mi amado Jesús, en este día consagrado para servirte y amarte. Amen.

Creciendo en virtud

La virtud genera más virtud. Con el tiempo, el esfuerzo habitual de la práctica de la virtud, hace florecer en nosotros espontáneamente las acciones correctas. Los actos nobles y buenos que vivimos deben estar de acuerdo con las actitudes e intenciones positivas de nuestros corazones.

En tiempos en los que el mundo está lleno de duda y escepticismo, vemos brillar la belleza de la fe. Una virtud que llena corazones de esperanza e inspira vivir con buenas intenciones y sin temor a la vida - es la fe en Dios.

¿Cómo podemos crecer en la fe?
La respuesta es tan sencilla…solamente hay que pedir la fe. Pedir la fe a Dios es ya una gracia dada por Dios mismo. Si queremos tener fe en Dios. Rezamos…Oramos…Nos comunicamos con Dios…Hablamos con Dios por medio de Su Hijo Jesús…y todo lo que pidamos en el nombre de Su Hijo, se nos dará…  

La Oración es una Herramienta Poderosa

Aprender a amar a tu cónyuge como Cristo ama no es fácil. Es un esfuerzo desafiante que se logra mejor no sólo con tus propias fuerzas sino con la ayuda de la gracia de Dios y el apoyo de tu Comunidad Cristiana.

Por consiguiente, te animo a recitar frecuentemente la oración que sigue a continuación, pidiendo la ayuda de Dios para ti y tu cónyuge. Reza del mismo modo por todas las otras parejas casadas que necesitan la ayuda de Dios. Después, cuando te encuentres en momentos difíciles, recuerda que no estás sola. Tú sabrás que hay otras parejas rezando por ti y lo mejor de todo es que tú sabrás que Dios está cerca de ti, listo para ayudarte, si le dejas.

Dios nuestro,
Te damos gracias por habernos traído juntos como esposo y esposa.
Te pedimos nos inspires para abrir nuestros corazones, y nos enseñes a amar...
para poder crecer en comunión contigo y el uno con el otro.

Concédenos la voluntad de acogernos y aceptarnos el uno al otro,
la perseverancia para cumplir nuestra promesa de siempre estar presente el uno para el otro,
y la generosidad para darnos desinteresadamente día tras día.

Concédenos la humildad para pedir perdón y el valor para perdonar,
la compasión para consolar y el cuidado para sanar.

Concédenos el anhelo de servir sin esperar ser servido.
Con tu ayuda nuestra unidad crecerá,
y nuestros corazones se llenarán de gozo.
Esto te lo pedimos por Jesús, tu Hijo y nuestro hermano.
Amén.

¿Vivo intensamente mi vocación?

¿Cómo me levanto cada día?
¿Vivo con alegría o con amargura y rencor?
¿Camino perdonando a mi esposo e hijos antes o después de que me ofenden?
¿Camino perdonándome a mi misma? ¿Entrego todos mis rencores y orgullo a Jesús – a los pies de la Cruz?

Cuando me entrego por completo y sin condiciones a cumplir mi vocación conforme la voluntad de Dios; todo se acomoda perfectamente y vivo tranquila y con paz en mi corazón. Aunque el caminar es difícil y trae consigo muchas penas…se logra vivir intensamente nuestra vocación cuando caminamos dando gloria a Dios en todas las cosas.

Todo lo que ocurre en nuestras vidas tiene propósito. Dios nos forma y ayuda en la formación de los hijos.

Nuestros actos y los hijos...

La disciplina es acción, no palabras.

Cuanto más hablan los padres,

menos se les oye.