Friday, July 13, 2012

Bienaventurados LOS POBRES, porque de ellos es el reino de los cielos…




El “pobre” para Jesús, no es aquél que no tiene cosas, sino más bien aquél que no tiene su corazón puesto en las cosas.

Fíjate la diferencia: Puedes ser una persona que no tenga cosas materiales pero que nada más estás pensando en lo que no tienes y en lo que quieres tener. Entonces no eres pobre de corazón. En cambio, puedes ser una persona que sí tenga cosas pero que tu mente está puesta en agradar a Dios, en trabajar para El, en ayudar a otros, en dar tu tiempo y compartir tus bienes con los menos afortunados.

Cuando no vivimos ocupados de lo que tenemos, cuando no somos ambiciosos, envidiosos, presumidos, cuando confiamos en Dios y no en el dinero, entonces podemos afirmar y con gozo repetir fuerte y despacito ¡somos LIBRES, somos FELICES!

Hay que presentar un buen ejemplo a nuestros hijos e hijas empezando por nuestros propios pensamientos:
¿Acaso estoy dispuesta a ser pobre de corazón para que Dios lo llene y así poder ser feliz y libre en mi diario caminar?

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