Hoy, en muchas de nuestras familias, ya no se reza. Y empiezan las justificaciones: nos da pena proponer a la familia; la oración parece algo forzado, artificial, no nos sale dentro; los hijos son demasiado pequeños o demasiado crecidos... Sin embargo, la oración en familia hoy – es algo muy posible. El primer paso lo tiene que dar la madre y el padre aprendiendo a orar ellos juntos. Una oración en pareja, sencilla, normal, sin demasiadas complicaciones, hace bien a la pareja creyente y es la base para asegurar la oración en los hijos.
Las madres de familia debemos de ser los ejemplos
primeros para los esposos y los hijos. Pregúntense lo siguiente: ¿Me cuesta
mucho rezar a mí? ¿Doy tiempo a la oración personal cada día sin desvanecerme o
hacer excusas? ¿Me nace rezar porque lo deseo para estar en comunicación
directa con Dios, mi Padre?
Si algunas de nosotras nos sentimos apremiadas por el
tiempo hoy en día es porque no dedicamos tiempo a la oración diaria. Lo
comparto de modo personal – porque los días que dejo de hacer oración personal
se me alargan o complican. Y es que no le ofrezco mi tiempo principal a Dios –
pidiendo que se conforme mi plan del día con el plan que Él quiere para mí y
para mi familia.
Empecemos a rezar hoy mismo… a solas, con los esposos
y con los hijos – en familia. Empezar con tres ‘Ave Marías’ o un ‘Padre Nuestro’…el Rosario es una buena y poderosa oración para mantener la familia unida. Ofreciendo oraciones espontaneas que los hijos sientan pronunciar es muy bueno también.
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