En el
mes de junio celebramos a los padres y abuelos, esos hombres valientes y
entregados que están llamados a dar la vida por sus esposas e hijos. Los padres
son los cimientos donde se forma la imagen del hombre en los hijos, una imagen
que debe emular el amor de Dios. Son también fuente de seguridad, protección y
guía no solo para los hijos, sino para el matrimonio y la familia. Pero muchas
personas no se dan cuenta de la suprema importancia de la presencia y figura
del padre en la familia, la iglesia y la sociedad, y como consecuencia toman a
la ligera su rol central, particularmente en la vida de los hijos. Por ello, lamentablemente
el 50% de los niños hispanos en los Estados Unidos nacen o crecen sin la figura
de un padre.
Pocos
saben que las hijas, en la crucial edad de la adolescencia, miran al padre como
imagen del hombre con el que algún día se casarán. Por ello, si se desea que
una hija contraiga matrimonio con un hombre recto, trabajador, buen proveedor,
temeroso de Dios, íntegro, libre de vicios, valiente, respetuoso y fiel,
entonces el padre debe poseer y vivir esas cualidades. También la presencia y
compañía del padre es vital en el sano desarrollo de los hijos, pues es en la
figura del padre que el hijo desarrolla la imagen de lo que un hombre está
llamado a ser.
Padres
y abuelos están llamados a dar su tiempo y atención a sus hijos, tiempo que
debe ser de calidad. Son muchos los que creen que con solo proveer cosas
materiales se está siendo un buen padre. Los estudios reflejan que lo que más anhelan
los hijos, es tener una relación cercana y amorosa con su padre; uno que
escuche sus preocupaciones, conteste sus preguntas de vida y les guie con
madurez, experiencia, aplomo y valores, por la senda de la vida. Padres, tomen
el tiempo de demostrar a sus hijos cuan importantes son en su vida y cuanto les
aman.
El legado
de vida que deja un padre amoroso, recto, protector y ejemplar es el fundamento
para un matrimonio y una familia sana y feliz. Un padre amoroso y responsable
deja una huella imborrable en el corazón de los hijos que refleja la imagen de
nuestro Padre Dios. Invitamos a los hombres, en especial a los futuros padres,
a ser padres amorosos y responsables y a los hijos e hijas, esposas y demás
familiares a celebrar el regalo precioso de nuestros padres.
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