Aprender a amar a tu cónyuge como Cristo ama no es fácil. Es un esfuerzo desafiante que se logra mejor no sólo con tus propias fuerzas sino con la ayuda de la gracia de Dios y el apoyo de tu Comunidad Cristiana.
Por consiguiente, te animo a recitar frecuentemente la oración que sigue a continuación, pidiendo la ayuda de Dios para ti y tu cónyuge. Reza del mismo modo por todas las otras parejas casadas que necesitan la ayuda de Dios. Después, cuando te encuentres en momentos difíciles, recuerda que no estás sola. Tú sabrás que hay otras parejas rezando por ti y lo mejor de todo es que tú sabrás que Dios está cerca de ti, listo para ayudarte, si le dejas.
Dios nuestro,
Te damos gracias por habernos traído juntos como esposo y esposa.
Te pedimos nos inspires para abrir nuestros corazones, y nos enseñes a amar...
para poder crecer en comunión contigo y el uno con el otro.
Concédenos la voluntad de acogernos y aceptarnos el uno al otro,
la perseverancia para cumplir nuestra promesa de siempre estar presente el uno para el otro,
y la generosidad para darnos desinteresadamente día tras día.
Concédenos la humildad para pedir perdón y el valor para perdonar,
la compasión para consolar y el cuidado para sanar.
Concédenos el anhelo de servir sin esperar ser servido.
Con tu ayuda nuestra unidad crecerá,
y nuestros corazones se llenarán de gozo.
Esto te lo pedimos por Jesús, tu Hijo y nuestro hermano.
Amén.
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